Aranceles de Trump a China pretenden remediar décadas de comercio desleal y amenazas a la seguridad

Aunque se adhirió a la OMC en 2001, China no se ha convertido en la economía de mercado plena que Estados Unidos esperaba.

Por Emel Akan y Andrew Moran
9 de abril de 2025 23:03 Actualizado: 9 de abril de 2025 23:03

Como parte de una importante reorientación de la política comercial de Estados Unidos, Donald Trump aumentó considerablemente los derechos de aduana sobre los productos chinos, lo que, según él, permitirá relanzar la industria manufacturera nacional y corregir décadas de desequilibrio comercial entre las dos mayores economías del planeta.

Durante el evento «Make America Wealthy Again» (Devolver a Estados Unidos su riqueza), celebrado el 2 de abril en el jardín de rosas de la Casa Blanca, el presidente estadounidense desveló las líneas generales de su proyecto de aranceles globales, incluido un recargo de «tarifa recíproca» adicional del 34 % contra Pekín. El presidente mencionó la manipulación de la moneda china por parte de Pekín, así como otras barreras comerciales no monetarias.

Esta decisión elevó al 54 % los aranceles impuestos a China, incluidos los gravámenes del 20 % impuestos anteriormente para presionar a su gobierno a reducir el flujo de fentanilo a Estados Unidos, la droga cuya muerte por sobredosis es la primera causa de mortalidad entre los estadounidenses de entre 18 y 45 años.

Posteriormente, el 9 de abril, el presidente Trump anunció que suspende durante 90 días los aranceles recíprocos que entraron en vigor ese mismo día, mientras que al mismo tiempo aumentaba los aranceles para China a un total de 125 %.

Esta decisión tendrá un impacto en el comercio anual entre China y Estados Unidos, que asciende a unos 600 000 millones de dólares (544 000 millones de euros), y acercará los aranceles sobre casi todos los productos chinos al 60 % que Trump prometió durante su campaña electoral. El inquilino de la Casa Blanca ha indicado que Estados Unidos ejerce influencia sobre otros países, incluido China, debido a su condición de mercado de consumo más importante y rico del mundo.

China respondió rápidamente anunciando que a partir del 10 de abril impondría aranceles del 34 % a las importaciones de todos los productos estadounidenses, pero un día antes aplicó un arancel adicional del 84% sobre todos los bienes importados de Estados Unidos. Esta medida forma parte de un conjunto más amplio de represalias, que incluyen el refuerzo de los controles a la exportación de varios elementos de tierras raras y la inclusión de empresas estadounidenses en la «lista de entidades no fiables» de la Administración china.

Pekín también presentó una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En respuesta, Donald Trump declaró que el régimen chino había «actuado mal».

«Se han asustado, lo único que no pueden permitirse», escribió en la plataforma de redes sociales Truth Social.

En Estados Unidos, algunos legisladores republicanos han expresado su preocupación por el impacto económico de los nuevos aranceles, siempre con la esperanza de que el enfoque de Trump resuelva los problemas con China y anime a otros socios de Estados Unidos a reducir sus barreras comerciales.

El senador republicano Ted Cruz indicó a Epoch Times que instó al presidente a centrarse en China y en la reciprocidad en el comercio mundial.

«Creo que todos los esfuerzos que podamos hacer para desvincular nuestra economía de China son beneficiosos, tanto para la seguridad nacional como para la seguridad económica de Estados Unidos», expresó.

Cruz espera que, ante la imposición de aranceles recíprocos, los socios comerciales de Estados Unidos «reduzcan significativamente los aranceles que aplican a los productos estadounidenses». Aunque se necesita tiempo para determinar la reacción de otros países, cualquier posible reducción de aranceles «sería un resultado formidable».

«Si el resultado es un aumento de las tarifas en todo el mundo, sería un resultado terrible», añadió.

Un portacontenedores de la empresa china Cosco Shipping, el mayor armador del mundo, atracado en el puerto de Long Beach, California, el 3 de abril de 2025. (Tama/Getty Images)

Por su parte, el senador demócrata Mark Kelly cree que los aranceles impuestos a China deberían ser más específicos. Según él, imponer aranceles del 54 % a todos los productos chinos no es un enfoque razonable.

«Creo que los aranceles dirigidos a industrias específicas y destinados a alcanzar objetivos específicos tienen sentido», declaró a Epoch Times.

El senador añadió que la política arancelaria de Donald Trump es «un ataque contra el contribuyente, el consumidor y las familias estadounidenses como no hemos visto desde los años treinta».

Prácticas que distorsionan el comercio

Desde la «apertura» de Occidente a China a principios de la década de 1970, el Partido Comunista chino ha utilizado la ideología del libre comercio y el globalismo, así como su fácil acceso a las formas multilaterales de gobernanza, para aumentar rápidamente su influencia mundial, a menudo en detrimento de las economías locales de otras naciones. En aquel momento, Estados Unidos y sus aliados esperaban que, gracias al desarrollo de la economía de mercado, China completara la transformación de su sistema totalitario y se convirtiera en un país libre y democrático. Al mismo tiempo, intentaron desvincular a China de la Unión Soviética y debilitar así el poder del campo socialista totalitario.

En particular, China se benefició enormemente de su adhesión, apoyada por Estados Unidos, a la Organización Mundial del Comercio en 2001, afirmando ser un «país en desarrollo», un estatus que permite a esta superpotencia económica y militar actual beneficiarse de las ventajas dentro de la OMC.

Sin embargo, tras beneficiarse de las inversiones masivas y la tecnología occidentales, el país ha conservado su régimen totalitario, que con el tiempo ha ido volviéndose cada vez más dictatorial. Además, el fortalecimiento de China fue seguido de una mejora gradual de sus relaciones con Rusia, heredera de la Unión Soviética, que finalmente evolucionaron hacia la «asociación sin límites» proclamada en 2022.

Mientras tanto, la adhesión a la OMC no ha impedido que el Partido Comunista Chino recurra ampliamente a prácticas que distorsionan el comercio, como las masivas subvenciones estatales, el robo de propiedad intelectual, la manipulación de la moneda, la reducción de salarios, las violaciones de los derechos laborales, la explotación de la mano de obra forzada, etc. – prácticas que han provocado el cierre de numerosas empresas occidentales y la pérdida de millones de puestos de trabajo en Estados Unidos y otros países.

En Estados Unidos, existe un consenso entre los legisladores de los partidos republicano y demócrata sobre la necesidad de abordar las prácticas comerciales desleales de China.

Antes de las elecciones presidenciales de noviembre pasado, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente demócrata Joe Biden, defendió los aranceles impuestos contra China.

«Los esfuerzos anteriores para desarrollar una política destinada a cambiar China no han tenido éxito», declaró el 24 de octubre.

Por lo tanto, añadió, Estados Unidos debería adoptar un nuevo conjunto de estrategias basadas en las realidades geopolíticas y económicas.

Durante su primer mandato, Donald Trump impuso aranceles a productos chinos por valor de más de 300 000 millones de dólares (272 000 millones de euros) en respuesta a diversas prácticas comerciales desleales, como el robo de propiedad intelectual.

La administración Biden mantuvo estos aranceles y anunció otros adicionales sobre productos como coches eléctricos, paneles solares, equipos médicos, baterías de iones de litio, acero y aluminio.

Ambas administraciones han utilizado los aranceles para tratar de establecer condiciones de competencia equitativas para los fabricantes y trabajadores estadounidenses.

Nick Iacovella, vicepresidente de la Coalición para un Estados Unidos Próspero, una organización que representa a los fabricantes y trabajadores nacionales, ha sostenido que los nuevos aranceles de Trump tienen como objetivo remediar décadas de desindustrialización de Estados Unidos.

«Es muy importante que estos aranceles se mantengan», subrayó a Epoch Times.

Durante décadas, ha habido una desconexión entre los intereses del mundo financiero y la clase media estadounidense, continuó, comentando la reciente reacción de Wall Street a los nuevos aranceles de Trump.

«Cuando los fabricantes de automóviles trasladaron sus puestos de trabajo a México, el precio de sus acciones subió, sin embargo, el precio de los coches no bajó para los consumidores estadounidenses», precisó Iacovella.

Un operador observa las cotizaciones de las acciones en la Bolsa de Nueva York durante la sesión matutina del 3 de abril de 2025. (Michael M. Santiago/Getty Images)

En comparación con las medidas de represalia de Pekín, Adam Savit, director de política china en el Instituto de Políticas América Primero (AFPI por sus siglas en inglés), cree que China tiene menos medios de presión que Estados Unidos.

«Estados Unidos exporta mucho menos a China de lo que China exporta a Estados Unidos. Por lo tanto, están intrínsecamente en desventaja», explicó a Epoch Times.

Antes que Trump elevara los aranceles al 125 %, Savit también insistió en que la imposición de aranceles del 54 % a los productos chinos era una respuesta adecuada para Estados Unidos y que contribuiría a su estrategia de desacoplamiento de China.

Las concesiones

Mientras que China ha optado por tomar medidas de represalia, varios socios comerciales de Estados Unidos ya han comenzado a hacer concesiones.

Por ejemplo, el 4 de abril, Donald Trump confirmó en Truth Social que mantuvo una «conversación muy productiva» con Tô Lâm, secretario general del Partido Comunista de Vietnam.

Este país del sudeste asiático, que se ha beneficiado enormemente de los ajustes en la cadena de suministro mundial desde la pandemia de Covid-19, está dispuesto a negociar, declaró Trump.

Anteriormente anunció la aplicación de un arancel recíproco del 46 % contra Vietnam. El año pasado, el déficit comercial de Estados Unidos con este país ascendió a más de 113 000 millones de dólares (103 000 millones de euros), el tercer déficit más importante después de China 270 400 millones de dólares (245 000 millones de euros) y México 157 200 millones de dólares (143 000 millones de euros).

«Vietnam está dispuesto a reducir sus aranceles a cero si logra llegar a un acuerdo con Estados Unidos», comentó el presidente estadounidense. «Le di las gracias [a Tô Lâm] en nombre de nuestro país y le dije que esperaba con interés nuestro encuentro en un futuro próximo».

Mientras que los responsables vietnamitas han señalado que están dispuestos a negociar una reducción de los aranceles por ambas partes, el informe completo del representante de Comercio de Estados Unidos ha identificado varias barreras comerciales no monetarias.

El informe 2025 Estimación Nacional del Comercio (NTE por sus siglas en inglés) enumeró las diversas prohibiciones y restricciones a la importación de ese país, un amplio conjunto de requisitos de registro de productos farmacéuticos importados, así como diversos obstáculos técnicos al comercio.

Artículo publicado originalmente en The Epoch Times Francia con el título «Les tarifs douaniers imposés par Trump à la Chine visent à remédier à des décennies de pratiques commerciales déloyales et de menaces pour la sécurité nationale»

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